viernes, 23 de septiembre de 2011

Con corrección...





Todos lo dicen, a veces yo no lo veo, sólo me siento y escribo mil palabras, mil injertos de armonía, en miles de palabras; a veces también el cursor va más lento que mi mente. Ahora lo que escribo ésta siendo mas consciente, antes no lo hacía, tengo en cuenta las comas, las comillas y los puntos; los dequeismos y las formas de sintaxis. Tengo en cuenta que para llegar a escribir mejor tengo que hacer un ejercicio todos los días, como un verdadero escritor, tengo que leer, leer y leer, y luego escribir, así mis manos se cansen y vuelva el dolor del túnel carpiano, eso en últimas, es lo de menos; lo mas importante es que las estructuras gramaticales salgan perfectas, perder el miedo a la la precisión. 

Alguna vez, en una conversación con un buen amigo, se reía de lo cositera y minuciosa que era con cada uno de los detalles, en la descripción y el objetivo de lo que pensaba al escribir, pero aquí (en Bogotá) me he dado cuenta, que ese tipo de detalles y minucias, cositas varias, caben en los textos que yo escribo, es la diferencia entre escribir documentos y ensayos académicos o de cualquier otra índole, lo que yo hago está más relacionado con textos literarios, en donde la corrección según lo que he podido interpretar, tiene más que ver con el estilo de escritura del autor, y con su forma de ver el mundo y de escribirlo, por eso, corregir un texto literario se convierte en algo casi imposible de hacer, sólo se pueden corregir signos de puntuación, ortografía, algo de sintaxis, de gramática se puede interpretar las estructuras sin tocarlas mucho, y que las oraciones no sean anacolutos (Phillip, ésta es pa vos), preposiciones, leísmos (que me pareció una de las cosas más difíciles en términos de hacerlo consciente, me iba sacando un ojo y partiendo la mente tratando de encontrar las imperfecciones del lenguaje) entre otros. 

Por eso sigo escribiendo, no de forma donde los verboides me abarquen, sino hacer que todo este intrínsecamente relacionado sin el abuso de los adverbios terminados en mente, usando las palabras correctas sin usar solo frases de cajón, me gusta conocer cada palabra y su etimología, me dejo llevar por ellas porque se que es una buena forma de aprovechar nuestra lengua. Una de las mejores clases que he tenido es la de utilización de mayúsculas, he aprendido mucho, sobre todo me ha sacado de unos errores que a veces todos cometemos, hasta cuando vamos a escribir una carta; es muy triste que a veces algunos abusen del poder de las palabras. 

Me gustan las letras, las vocales, las comas y los puntos, los puntos suspensivos ; el punto y coma, me envuelven las palabras, me hacen poesía, en vez de trizas, me hacen suspirar, enmudecer, discúlpeme señor lector si usted ha quedado sin palabras después de esto, pero yo tengo que reconocer que tanto usted como yo... somos humanos, y si usted no se equivocara y tuviera errores de ortografía seguramente yo no habría aprendido a corregir... 

Ref. Bogotá

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